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¿En qué se puede invertir?

Invertir es algo que intimida. Hay muchas (a veces demasiadas) opciones y puede ser difícil decidir cuáles son las más adecuadas para tu cartera. Hay diversas maneras de poner tu dinero a trabajar: Puedes prestarlo, invertirlo en criptomonedas, en acciones, en NFT, en materias primas, en arte, en inmuebles… En esta guía, hemos clasificado sistemáticamente los principales destinos de inversión de menos a más arriesgados.

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    ¿Qué significa “arriesgado”?

    Este es un tema controvertido. Es comprensible. Por eso las inversiones que vamos a comentar están clasificadas de menor a mayor riesgo. Pero lo más importante a la hora de invertir es educarse antes de hacerlo. Como dijo una vez Warren Buffet:

    “El riesgo proviene de no saber lo que se hace.”

    Esto es tal vez lo más importante en el mundo de la inversión, sea cual sea el sector del que se trate. Si sabes el qué y por qué lo haces, puedes asumir riesgos comedidos con la posibilidad de obtener grandes beneficios. Sin embargo, esto no significa que cualquier tipo de inversión que se encuentre en la parte superior de la lista esté libre de riesgo. Por tanto, invierte sólo en lo que caiga dentro de tu área de conocimiento, es decir, aquello sobre lo que entiendes. Si no puedes explicar tu inversión a un niño en un minuto, deberías preguntarte si tú mismo la entiendes realmente.

    Comprender los diferentes tipos de inversión

    Efectivo

    Un depósito en tu cuenta de ahorro es el tipo de inversión más sencillo, comprensible y seguro. No solo sabes qué tipo de interés vas a obtener, sino que también tienes garantizado que vas a recuperar tu capital. El inconveniente es que estos intereses del ahorro rara vez superan a la inflación. También puedes optar por “bloquear” parte de tu dinero. El dinero que no necesites durante un determinado periodo de tiempo puede quedar bloqueado en un depósito a cambio de un tipo de interés determinado y por un periodo preacordado. Normalmente se obtienen más intereses en un depósito que en una cuenta de ahorro de libre disposición. Pero también existe una forma intermedia. En este último caso, el banco te ofrece un tipo de interés variable vinculado a un periodo de preaviso. Si quieres retirar dinero, tienes que avisar al banco con antelación. Cuanto más largo sea el plazo de preaviso, mayor será el tipo de interés.

    Figura 1: Un depósito en la cuenta de ahorro es la inversión más sencilla

    Bonos

    Un bono es un tipo de instrumento de deuda emitido para captar financiación, que funciona como un préstamo. Normalmente son emitidos por una empresa u organismo gubernamental (prestatarios). Pagan al comprador (el inversor) un tipo de interés fijo a cambio del uso de su capital. Los intereses que ofrecen los bonos están determinados esencialmente por los tipos de interés del mercado. Por ello, se utilizan principalmente durante los períodos de expansión cuantitativa (quantitative easing) o cuando la Reserva Federal (FED) u otros bancos centrales (como el Banco Central Europeo) aumentan los tipos de interés.

    Fondos de inversión

    En los fondos de inversión, varios inversores reúnen su dinero para comprar uno o varios tipos de valores. Los fondos normalmente son gestionados por gestores de cartera expertos que asignan y distribuyen la inversión conjunta entre acciones, bonos, materias primas y otros valores. Por ejemplo, en España podemos encontrar el “Alcalá Multigestión Garp FI”, uno de los fondos con mayor rentabilidad del mundo. Sin embargo, los fondos suelen tener costes más elevados que otras inversiones “pasivas” que veremos a continuación, como los ETF. Estos costes pueden reducir significativamente la rentabilidad de la inversión en el largo plazo. Normalmente, los costes anuales de los fondos tienen forma de comisión y se sitúan entre el 2 y el 4%.

    ETFs

    Los fondos cotizados (Exchange-traded funds), son cada vez más populares. Los ETF son similares a los fondos de inversión, pero negocian en una bolsa de valores de forma continuada durante todo el día. La mejor forma de ejemplificar un ETF sería con una “cesta” de valores de un determinado sector, continente, industria o país. Incluso existen ETFs diversificados globalmente, como el Vanguard All-World ETF (VWCE en la bolsa alemana), que invierte en más de 3.800 valores distintos a la vez.

    Veamos un ejemplo para aclarar un poco el concepto: Supongamos que tienes exactamente 3.800 euros que deseas invertir. En vez de invertir toda la suma en una o dos acciones, puedes comprar el “Vanguard All-World ETF”. Al comprar este ETF, estarías invirtiendo automáticamente 1 euro en una acción distinta, repartidas por todo el mundo (3.800 euros / 3.800 acciones es 1 euro por acción). Además, los ETFs suelen tener comisiones más bajas que los fondos de inversión, ya que no implican una gestión activa y por tanto no hay una comisión tan alta destinada a los gestores. Las comisiones anuales de la mayoría de ETFs son inferiores al 1% anual (dependiendo del ETF que se compre).

    Acciones

    Las acciones permiten a los inversores participar en el éxito de las empresas mediante el aumento del precio de estas y/o los dividendos que producen. Eres dueño de una parte de la empresa, por así decirlo, y por tanto tienes derecho a una parte de sus beneficios. Los accionistas de acciones ordinarias tienen derecho a voto en las juntas de accionistas, mientras que los dueños de acciones preferentes no tienen derecho a voto, pero sí tienen prioridad sobre los ordinarios en cuanto al pago de dividendos. Puede leer más sobre esto en el artículo “¿Qué son las acciones?”.

    REITs

    Un inversor puede adquirir un bien inmueble comprándolo directamente, pero hay otras alternativas. Una de ellas es mediante la compra de acciones de fondos de inversión inmobiliaria (Real Estate Investment Trust, o REIT). Funcionan de manera parecida a un fondo de inversión, pero dedicado a comprar bienes inmuebles y gestionar los beneficios que estos producen. Los REITs se negocian como acciones en una bolsa de valores. Los fondos poseen y/o gestionan propiedades comerciales que producen ingresos, ya sea de manera directa o mediante las hipotecas existentes sobre esa propiedad.

    Los fondos inmobiliarios han sido históricamente una de las clases de activos más rentables. El índice “FTSE NAREIT Equity REIT” es el que la mayoría de los inversores utilizan para medir el rendimiento del mercado inmobiliario estadounidense. Entre 2010 y 2020, la rentabilidad media anual del índice fue del 9,5%.

    Los REIT son en realidad una especie de ETF de gestión activa, pero en lugar de invertir en acciones, se invierte en bienes inmuebles a través de los REIT. La ventaja de invertir en REITs es que no se necesitan grandes cantidades de dinero y no hace falta ser un experto en real estate.

    Real estate (bienes raíces)

    Cuando se piensa en invertir en bienes raíces, es probable que lo primero que venga a la mente sea una casa. Una de las principales formas en la que un inversor puede ganar dinero en el sector inmobiliario es convirtiéndose en arrendador de una propiedad dándola en alquiler. También existen los llamados “flippers“: Compran inmuebles infravalorados, los reforman para aumentar su valor y luego los venden a mayor precio que el coste total soportado, creando beneficio (con suerte). Sin embargo, esto requiere de grandes conocimientos sobre el mercado inmobiliario, unos bolsillos profundos y cierto conocimiento sobre finanzas y negocios. 

    Figura 2: Los inversores también ganan con la inversión inmobiliaria

    Materias primas

    Hay varias formas de invertir en materias primas. Una de ellas es comprar físicamente metales preciosos como el oro y la plata, pero también se puede invertir en ellas a través de contratos de futuros o productos cotizados como los ETPs (Exchange-traded Product), que siguen directamente un índice de materias primas específicas. Se trata de inversiones muy volátiles y complejas que, por lo general, sólo se recomiendan a inversores experimentados. Otra forma de entrar en el sector de las materias primas es a través de los fondos que invierten en empresas relacionadas con ellas. Por ejemplo, un fondo de inversión de petróleo y gas poseerá acciones de empresas dedicadas a la exploración, refinamiento, almacenamiento y/o distribución de energía. En todo caso, invertir en materias primas requiere de cierta experiencia.

    Inversiones alternativas

    Hay muchas otras posibilidades de inversión, como las criptomonedas, el arte, los NFTs o el real estate virtual. También puedes prestar tu dinero a conocidos (o incluso no tan conocidos a un tipo de interés pactado. Otras opciones son invertir en propiedades de inversión, como ciertos tipos de madera, vino, tarjetas Pokémon o casas de vacaciones.

    Inviertas en lo que inviertas, asegúrate de saber lo que haces y por qué. Ten en cuenta un horizonte de inversión largo, para no perder la fe en ellas cuando transcurran tiempos de incertidumbre. Y es que, citando a Warren Buffet por última vez:

    “Por muy grande que sea el talento o el esfuerzo, hay cosas que requieren tiempo. No se puede hacer un bebé en un mes dejando embarazadas a nueve mujeres.”

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