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El auge de las memecoins ha creado una auténtica ola de especulación en el mundo de las criptomonedas, similar a la forma en que las acciones de «pink sheets» atrajeron a inversores en la década de 1980. Lo que conecta estos mercados no es sólo la promesa de dinero rápido, sino también la forma en que el sentimiento y el ‘boom’ pueden llevar los precios a alturas absurdas.
Pink Sheets y el salvaje oeste de Wall Street
En la década de 1980, las llamadas pink sheets eran un caldo de cultivo para la especulación y el fraude. Este segmento del mercado bursátil estaba formado por empresas pequeñas y sin liquidez que no cumplían los estrictos requisitos de las bolsas más grandes, como la NYSE o el Nasdaq.
Las acciones se negociaban over-the-counter (OTC), lo que significaba que se compraban y vendían fuera de la bolsa regulada. Esto las hacía susceptibles a la manipulación de precios y a los esquemas de «pump-and-dump», en los que los operadores inflaban artificialmente el precio sólo para salir con beneficios, en detrimento de los inversores crédulos.
Una de las figuras más famosas que abusaron de esta práctica fue Jordan Belfort, más conocido como el «Lobo de Wall Street». Su empresa, Stratton Oakmont, era conocida por vender valores de la lista rosa mediante técnicas de venta agresivas, a menudo sin que estas empresas representaran ningún valor real.
Stratton Oakmont defrauded 1,500 investors of $200MM
Jordan Belfort gave this ‘sales script’ to his 1,378 employees: pic.twitter.com/ik04BbggWj
— PitchDeckGuy (@BetterPitchGuy) January 18, 2024
Esto hizo que los inversores perdieran mucho dinero, mientras Belfort y sus compinches amasaban fortunas. Su historia acabó siendo un rodaje en la superproducción de Hollywood del mismo nombre.
La nueva era: memecoins
En la década de 2020 vemos una dinámica similar en el mercado de las criptomonedas, con el auge de las memecoins. Se trata de criptomonedas basadas en gran medida en la cultura y las bromas de Internet, sin ningún valor fundamental o proyecto serio detrás. Piensa en Dogecoin, Shiba Inu y las innumerables nuevas monedas que se hacen virales en las redes sociales.
Al igual que las acciones de la hoja rosa, las memecoins pueden disparar su valor gracias al bombo publicitario y a la creación de comunidades en plataformas como Twitter y Reddit. Personajes conocidos, como Elon Musk, pueden hacer estallar el precio de una acción con un solo tuit, atrayendo a inversores que esperan rápidos beneficios. Pero tan pronto como se desvanece el bombo publicitario, el valor suele desplomarse con la misma rapidez.
Exageración, manipulación y la eterna búsqueda de dinero rápido
Las similitudes entre la locura de las hojas rosas y las memecoins son sorprendentes. Ambos mercados atraen a especuladores interesados no en el valor fundamental, sino en obtener beneficios rápidos. La dinámica del «pump-and-dump» se mantiene intacta, ahora no a través de llamadas telefónicas en frío como Stratton Oakmont, sino a través de influenciadores e hype en las redes sociales.
Aunque algunos consiguen enriquecerse con esta volatilidad, para la mayoría de los inversores es una trampa en la que se quedan con las manos vacías. La historia se repite, pero con nuevas tecnologías y plataformas que impulsan las olas especulativas.
Ya se trate de las pink sheets de los años ochenta o de las memecoins de hoy, el mecanismo sigue siendo el mismo: codicia, exageración y el sueño de la riqueza rápida. La cuestión sigue siendo si hay una próxima generación de inversores a los que seducir, o si las lecciones del pasado están calando por fin en el mundo de la especulación.
Para el mercado de las criptomonedas, la principal lección parece ser: el bitcoin es real, y el resto, ruido.