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El Gobierno estadounidense quiere dar al Bitcoin (BTC) un lugar destacado dentro de sus reservas nacionales. Bo Hines, asesor sobre activos digitales dentro de la campaña de Trump, lo anunció recientemente .
Curiosamente, esta ambición no debería costar dinero a los contribuyentes: en su lugar, están buscando fuentes alternativas como la revalorización del oro y los ingresos por aranceles de importación. El mensaje es claro: Estados Unidos quiere tratar el bitcoin como un activo estratégico, similar al oro.
Revalorización del oro e impuestos a la importación
Según Hines, de acuerdo con el Gobierno estadounidense, existen «numerosas formas» de crear una reserva nacional de bitcoins sin dirigirse directamente a los contribuyentes. Uno de los planes más obvios es revalorizar los antiguos certificados de oro que figuran en el balance del Tesoro estadounidense desde la década de 1930.
Estos certificados siguen teniendo un valor oficial de $42 dólares por onza (28,35 gramos), mientras que el precio real del oro en el momento de escribir estas líneas ronda los $3.200 dólares.
Esta revalorización permitiría al gobierno crear de golpe cientos de miles de millones de dólares en beneficios no realizados. Este capital podría utilizarse entonces para comprar bitcoin, como base de una reserva digital.
Otra opción es imponer aranceles a las importaciones, una estrategia que Trump ha utilizado más a menudo en el pasado. «Podría simplemente imponer aranceles a los países que se benefician de nuestro acceso al mercado, y comprar bitcoin con esos ingresos», dijo Hines.
Bitcoin como arma estratégica
En la actualidad, Estados Unidos ya posee más de 200.000 BTC, debido principalmente a las incautaciones de actividades ilegales como Silk Road y Bitfinex. Sin embargo, los estadounidenses corren el riesgo de perder su posición de liderazgo frente a China, que se calcula que también controla una enorme cantidad de bitcoin.
Según Hines, el bitcoin podría llegar a desempeñar un papel similar al del oro: un activo universalmente reconocido y políticamente neutral que protege contra la inflación, los riesgos geopolíticos y la manipulación de divisas. Incluso sugirió que el bitcoin seguirá comportándose «igual que el oro» durante los próximos mil años.
Esta opinión encaja en un movimiento más amplio dentro de las criptomonedas, donde los activos digitales se consideran cada vez más herramientas estratégicas en lugar de meras inversiones especulativas.
Al incluir el bitcoin en sus reservas nacionales, EE.UU. también enviaría una señal clara a otras naciones: la revolución digital no es sólo cosa de Silicon Valley, sino que también tiene importancia geopolítica.
A nivel internacional, el plan de EE.UU. de crear una reserva de bitcoins suscita reacciones encontradas. Algunos líderes financieros europeos, como François Villeroy de Galhau, del Banco Central Europeo, expresan su preocupación por las posibles consecuencias mundiales. Advierten de que las crisis financieras suelen empezar en Estados Unidos y extenderse por todo el mundo.
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