Foto: Shutterstock/Oleksandr Osipov
En las sombras del mundo de las criptomonedas está teniendo lugar una historia que parece seguir el guión de una película de Hollywood. Esta historia gira en torno a dos personajes que han puesto patas arriba el mundo de las criptodivisas, no a través de la innovación o la inversión, sino mediante un acto de robo digital sin precedentes.
Un robo de criptomonedas que bate récords
Hace dos años, la comunidad de criptomonedas se vio sacudida por un suceso asombroso: el mayor robo de criptomonedas de la historia, con la friolera de 4.500 millones de dólares en monedas digitales robadas. Los protagonistas de este drama son Heather Rhiannon Morgan e Ilya Lichtenstein, también conocidos como «Bitcoin Bonnie and Clyde». Su historia ha atraído incluso la atención de Netflix, que trabaja actualmente en una serie sobre este dúo.
Heather Morgan, una mujer con un pasado poco convencional que iba desde asesora económica a aspirante a artista de hip-hop, encontró a su media naranja en Ilya Lichtenstein, un genio de la tecnología. Juntos formaron una unión que conmocionaría al mundo de las criptomonedas. Morgan, bajo su nombre artístico Razzlekhan, exploró el mundo del hip-hop y se autodenominó «Cocodrilo de Wall Street», un título que parecía presagiar sus posteriores actividades delictivas.
Al final, su carrera en el Hiphop se quedó en nada y acabó por el camino equivocado, para regocijo de los «fans», que lo encontraron muy divertido.
Las secuelas del robo
El robo de nada menos que 120.000 Bitcoins, valorados actualmente en unos 8.000 millones de dólares, de la empresa Bitfinex en 2016 marcó un antes y un después. Fue un acontecimiento que no solo puso de manifiesto la vulnerabilidad de la crypto industria, sino también el principio del fin de «Bitcoin Bonnie and Clyde». Su detención hace dos años conmocionó a la comunidad y dejó a muchos con dudas sobre la seguridad, la confianza y el futuro de las monedas digitales. Mientras tanto, la pareja ha admitido su culpabilidad.
Su historia es un recordatorio de los lados oscuros de una revolución digital que prometía democratizar el mundo financiero. Tras este robo sin precedentes, las cuestiones sobre la seguridad, la ética y el verdadero coste de la libertad en la era digital siguen siendo tan relevantes como siempre. Los grandes hackeos de criptomonedas siguen produciéndose con regularidad, aunque suelen ser de menor escala.