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En el mundo digital de hoy en día, es imposible ignorar a Bitcoin (BTC). La criptomoneda ha experimentado una espectacular revalorización desde su lanzamiento en 2009. Lo que comenzó como un nicho de interés de entusiastas de la tecnología se ha convertido en un fenómeno global. Esta historia gira en torno a un programador que se involucró con Bitcoin allá por 2011 y podría haber hecho una fortuna con él, si no fuera porque el destino decidió lo contrario.
Un programador pierde de vista millones de criptomonedas
En 2011, un programador cobró por un trabajo en Bitcoin. Recibió la friolera de 100 unidades de la mayor criptomoneda. En aquel momento, el valor de bitcoin era aún relativamente bajo. El precio de intercambio era de apenas unos céntimos a principios de año y alcanzó un máximo de unos $30 por moneda a mediados de año.
Por aquel entonces, la criptomoneda se utilizaba a menudo como método de pago experimental entre programadores y techies. El programador estaba contento con su comisión, pero no tenía ni idea de que esas monedas digitales valdrían millones años después. Guardó su ordenador, en el que estaban almacenados los bitcoin, con su madre en la India. Él mismo se marchó a trabajar y viajar a otro lugar.
Pasaron los años y el programador le perdió más o menos la pista a su Bitcoin. La vida dio sus propios giros y no fue hasta 2018-2019, durante la primera gran subida del valor de Bitcoin, cuando volvió a casa. En el bullrun de 2019, el precio de Bitcoin alcanzó los $20.000. Eso significaría que ya habría recuperado al menos 500 veces su depósito.
Millones en Bitcoins acaban en la basura
Después de siete años, decidió visitar a su madre y se acordó de su viejo ordenador. De hecho, se había olvidado prácticamente de sus criptomonedas hasta su regreso. Desde entonces había oído hablar de la asombrosa revalorización de Bitcoin y calculó rápidamente que sus 100 Bitcoins valdrían ahora millones.
Sin embargo, su alegre expectación se convirtió rápidamente en decepción. Al llegar, descubrió que su madre había tirado todo su ordenador. En los años que él había estado fuera, ella había necesitado el espacio para guardar la aspiradora y los artículos de limpieza. Sin saber lo que estaba tirando, había borrado definitivamente el ordenador y, con él, el acceso a los 100 Bitcoins.
Aunque muchos en su situación estarían amargados, el programador reaccionó con notable comprensión. Incluso dio las gracias a su madre y dijo que si hubiera tenido Bitcoin consigo, probablemente los habría vendido pronto y se culpó por ello en retrospectiva. Al fin y al cabo, la enorme revalorización de Bitcoin era difícil de predecir, especialmente en 2011. De hecho, muchas de las personas que participaron en las primeras vendieron sus monedas mucho antes de que se volvieran realmente valiosas.