Foto: Shutterstock/Marc Bruxelle
La Unión Europea (UE) está adoptando una postura firme respecto a las criptomonedas. La adopción generalizada de estas monedas digitales es algo que, ni la UE, ni el Banco Central Europeo (BCE) ven con buenos ojos. El consejero delegado de Bitcoin Suisse, Luzius Meisser, explica qué cree que trama la UE y por qué es muy improbable que prohíba las criptomonedas.
La UE quiere aislar las criptomonedas
Según el director general de la criptoempresa suiza, la UE no va a prohibir las criptos a pesar de su actitud hostil hacia el sector emergente. En su lugar, es muy probable que construya un denominado “cortafuegos” alrededor del sector mediante una amplia regulación. De este modo, puede mantener vivo el sector de las criptomonedas sin perturbar los sistemas financieros tradicionales.
Básicamente, esto no suena demasiado bien para la criptoindustria. Sin embargo, según Meisser, podría ser positivo tanto para el sector de las criptomonedas como para el sector financiero convencional.
“La intención de la UE es proteger y blindar el sistema financiero tradicional frente a la toxicidad del sector de las criptomonedas. Pero quizás esto también proteja al sector criptográfico de los fallos y defectos del sistema financiero tradicional.”
Nuevas restricciones a los bancos
La semana pasada, la UE votó a favor de una serie de leyes que reflejan esta postura. Va a ser muy difícil para los bancos europeos trabajar con criptomonedas. Por ejemplo, por cada euro de cripto, los bancos tendrán que retener un euro como garantía. Además, se permite a los bancos mantener un máximo del 2% de sus activos en criptomonedas. Estas dos restricciones se aplicarán en 2025.
“Significa que por cada Bitcoin (BTC) que posea un cliente, el banco debe guardar un Bitcoin adicional en la cámara acorazada. Simplemente, se hará imposible que los bancos operen con Bitcoin. También significa que no es posible ningún sistema bancario tradicional en el que el cliente tenga un derecho sobre el Bitcoin”.
En definitiva, un panorama sombrío parece avecinarse en los próximos años en Europa en lo que respecta a las criptomonedas. La gran pregunta es si los nuevos activos digitales necesitan a los bancos tradicionales. Los defensores de los sistemas financieros descentralizados se apresurarán a argumentar que no es así. Lo que es seguro, sin embargo, es que la postura inflexible no beneficiará necesariamente a la adopción de criptomonedas en Europa.