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En el tenebroso mundo de la ciberdelincuencia, Corea del Norte se ha convertido en un actor destacado. Según un informe reciente de la empresa estadounidense de ciberseguridad Recorded Future, los hackers norcoreanos han robado la friolera cantidad de $3.000 millones en criptomonedas desde 2017. Curiosamente, más de la mitad de esta cantidad ha sido robada en el último año, lo que indica un alarmante aumento de sus actividades delictivas.
Una ráfaga financiera para Corea del Norte
Estos robos digitales tienen un impacto significativo en la economía de Corea del Norte. La cantidad robada en 2022, estimada en $1.700 millones, equivale aproximadamente al 5% de la economía total de Corea del Norte o al 45% del presupuesto militar del país. En comparación, esta suma es casi 10 veces superior al valor de las exportaciones norcoreanas en 2021, estimado en apenas $182 millones. Esto subraya la escala y la importancia de estas actividades delictivas para el país.
En principio, los hackers norcoreanos tenían como objetivo Corea del Sur. Sin embargo, con el tiempo, han ampliado sus operaciones a nivel mundial. Este aumento de escala y alcance ha sido posible en parte por el supuesto apoyo del gobierno norcoreano. Estos hackers están bajo la supervisión directa del gobierno.
Un reto para las criptomonedas y las sanciones
Este crecimiento de la ciberdelincuencia también ha provocado un aumento de la complejidad de los ataques. La empresa de análisis de blockchain Chainalysis señala que los hackers norcoreanos están moviendo fondos a través de mezcladores de criptomonedas como Tornado Cash y Sinbad a un ritmo mucho mayor que otros grupos criminales.
Since 2017, North Korea has significantly increased its focus on the cryptocurrency industry, stealing an estimated $3 billion worth of cryptocurrency. pic.twitter.com/cES9gq2AK3
— Recorded Future (@RecordedFuture) November 30, 2023
Estos acontecimientos muestran cómo la ciberdelincuencia sigue siendo un problema importante dentro del sector crypto. La eficacia y la escala de estas operaciones no sólo ponen de relieve la vulnerabilidad de los activos digitales, sino que también plantean interrogantes sobre la seguridad y la estabilidad del mercado de las criptomonedas. Mientras los gobiernos y las empresas se esfuerzan por detectar y contrarrestar estos delitos, la comunidad crypto permanece alerta y busca formas de proteger sus activos frente a amenazas tan sofisticadas.