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En 2021, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) anunció que quería tokenizar bonos en Ethereum (ETH). Fue una primicia, ya que fue una de las primeras instituciones en querer tokenizar valores importantes. Ahora el instituto ha anunciado que está en camino una segunda ronda.
La Unión Europea utiliza Ethereum
El enorme instituto escribió esto en una declaración el pasado martes. Para ser precisos, se trata de un bono digital (también conocido como «bond» en inglés) basado en la libra esterlina. Hasta ahora sólo es una prueba. El valor del activo de deuda es de sólo 50 millones de libras (56 millones de euros), lo que es calderilla para el BEI.
La elección de la libra esterlina es notable en sí misma, pues el Reino Unido ya no forma parte de la UE. El Banco Europeo de Inversiones es un organismo público de la Unión Europea y, por tanto, independiente del Reino Unido. No está claro exactamente por qué el BEI eligió un bono denominado en libras esterlinas.
Para el proyecto, el instituto utiliza la plataforma Orion de HSBC para la tokenización de activos. Esta plataforma utiliza Hyperledger Fabric y Corda de R3 como blockchains. Se trata de blockchains autorizadas a las que sólo pueden acceder las grandes empresas, en lugar de redes públicas a las que cualquiera puede acceder.
Sin embargo, un portavoz del instituto explicó a Blockworks que el bono también se emitió en Ethereum. Esto constituye la prueba de que el valor se introdujo en la cadena de bloques, al tiempo que permite a los inversores permanecer en el anonimato.
¿Todos los activos en la blockchain?
Según VisualCapitalist, en 2022 existían varios cuatrillones de dólares (y euros) en activos. Así que sólo 56 millones de euros es casi nada. Aun así, muchas instituciones son positivas. JP Morgan quiere trabajar con blockchain y, según Bank of America, la regulación es el paso más importante para el próximo flujo de dinero.
Incluso Putin quiere que los activos de las finanzas tradicionales estén en blockchain en el futuro. Por ahora, la regulación es un obstáculo; los responsables políticos, como el BPI, siguen siendo muy cautos.