Hay pocas instituciones que puedan dejar una huella tan grande en el mundo como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Puede que esta influencia no se perciba fácilmente, pero sin duda está ahí. El instituto ha tenido durante mucho tiempo una ligera aversión a las criptomonedas. Esta opinión aún no ha cambiado.
El FMI ayuda en la regulación de las criptomonedas
En un comunicado de prensa, el instituto escribe que ha discutido internamente el propio estudio del FMI Elements of Effective Policies for Crypto Assets. Este contiene nueve directrices para que los países miembros del FMI regulen el mercado de criptomonedas.
Así pues, se aconseja a los países que se protejan de los riesgos que los activos digitales pueden suponer para el sistema financiero. Según el estudio, las criptomonedas no deberían tener curso legal. El término de «moneda de curso legal» significa que algo tiene estatus legal como dinero. En muchos casos, significa que no puedes rechazar el activo si te lo ofrecen como pago.
También llama la atención que el FMI no escriba «criptomonedas» en ninguna parte. En su lugar, dice ‘criptoactivos’, lo que confirma que rechaza totalmente el concepto de las cryptos como moneda oficial. El responsable político afirma que después de esta discusión, la mayoría de los miembros de la junta del FMI siguen creyendo que las criptomonedas no deberían convertirse en moneda de curso legal.
La prohibición total de las criptomonedas no está descartada
Al mismo tiempo, se burla del mercado de las criptomonedas, afirmando que éstas deberían tener claridad jurídica. Eso significa que no quiere necesariamente regular el mercado. En su lugar, las barreras previstas deberían limitar los riesgos de los criptoactivos. El FMI también cree que la tecnología subyacente es ciertamente útil, es decir, blockchain.
Aun así, algunos miembros del consejo afirman que no debería descartarse una prohibición total. Las criptomonedas podrían seguir suponiendo un riesgo para el mundo financiero debido a su interconexión y a su creciente adopción.
El FMI no se limita a regular las finanzas y supervisar la economía mundial. Por ejemplo, puede ayudar financieramente a los países cuando están en apuros, como hizo con Grecia en la crisis crediticia desde 2010.