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Hace años que se debate sobre el consumo energético de muchas blockchains. La minería de Bitcoin es quizás el tema más debatido al respecto. Ethereum cambió en septiembre del Proof-of-Work, que consume mucha energía, al Proof-of-Stake, y su consumo de energía ha sido mucho menor desde entonces. ¿Cómo de bajo? Pues más o menos el de una frambuesa, según la Universidad de Cambridge.
Ethereum mucho más económico tras la Fusión
El Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge (CCAF) lleva haciendo un seguimiento del consumo de Bitcoin (BTC) desde 2017 con el Índice de Consumo de Electricidad de Bitcoin de Cambridge. Sin embargo, también realiza un seguimiento del consumo de Ethereum (ETH). Para ello, distingue entre «Ethereum 1.0» y Ethereum 2.0, ya que el primero aún depende de la Prueba de Trabajo y, por tanto, de los mineros, mientras que Ethereum 2.0 surgió tras la importante actualización The Merge a mediados de septiembre.
Desde The Merge, Ethereum es oficialmente una red Proof-of-Stake (PoS), lo que ha hecho que su consumo de energía se reduzca enormemente. Las investigaciones han demostrado que el consumo se sitúa ahora entre 36 kilovatios y 675 kilovatios, una reducción de al menos el 99,84%.
La Universidad de Cambridge calcula que el consumo de Ethereum 1.0 el 14 de septiembre era de 21,41 teravatios hora (TWh), pero la red PoS posterior a la fusión sólo consume unos 5,76 gigavatios hora (GWh) en el momento de escribir estas líneas. Estima los límites superior e inferior en 13,76 GWh y 1,87 GWh respectivamente. En cualquier caso, es más de 1.000 veces inferior.
El consumo de Ethereum es como una frambuesa
El consumo energético de Bitcoin se compara a menudo con el de países e industrias enteras. Ahora también es interesante comparar su consumo con el de Ethereum, y eso es exactamente lo que ha hecho la CCAF, según CoinDesk.
Si el consumo de Bitcoin es comparable al de un rascacielos de 679 metros, Ethereum 1.0 tenía la «altura» del London Eye (135 metros). Por tanto, ya es considerablemente menor, pero Ethereum 2.0 lo ha reducido mucho más. Ahora Ethereum es tan grande como una frambuesa, mide sólo 1,5 centímetros.
El investigador del CCAF Alexander NeuMüller explicó a CoinDesk que esta visualización es más fácil de entender. Aun así, no es del todo partidario del Proof-of-Stake. Esto se debe a que la seguridad de la red depende totalmente del control de los tokens. Si alguien consiguiera obtener suficientes ETH, no se podría descartar un ataque a la red. Esto es mucho más difícil para bitcoin, según él, porque se necesita mucho más hardware para ello.