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Ahorrar e invertir, probablemente oigas hablar de ello con frecuencia. Algunos están convencidos de la seguridad del ahorro, mientras que otros se atreven a dar el salto a la inversión debido a los resultados históricos. Pero, ¿cuáles son exactamente esos riesgos y compensan los beneficios potenciales?
El dinero ahorrado pierde su valor
El ahorro siempre ha sido una de las prioridades de la educación financiera. Desde la infancia, tus padres te enseñaban que era importante ahorrar dinero para poder comprarte algo bonito, por ejemplo, o para poder comprarte tu primer coche más adelante en la vida. Aunque algunos siguen aferrándose firmemente al ahorro, un sencillo estudio demuestra que esto ya no es nada rentable. De hecho, se pierde poder adquisitivo por ello.
En España, la tasa de ahorro es muy baja desde hace mucho tiempo. En algunos casos, algunos bancos incluso te exigen pagar dinero para depositar tus ahorros. Si tenemos en cuenta que la tasa de inflación es superior a la media, resulta que hay muchas posibilidades de que su bote de ahorros le permita hacer menos cada año. Esto se debe a que la inflación es superior a los intereses que obtienes. Así que utilicemos un ejemplo de cálculo para ver lo que pueden darnos ambas opciones.
Los ahorros rinden menos que la inflación actual
En este ejemplo, vamos a ingresar todos los meses 100 euros en una cuenta de ahorro del banco ING. Lo haremos durante los próximos 20 años. Así, al final del primer año, habremos ahorrado 1.200 euros y obtendremos un interés del 1,60%: una cantidad de 19,20 euros.
Dando un salto hacia el futuro, vemos que al cabo de cinco años habremos ahorrado 6.294,22 euros y al cabo de diez años 13.109,14 euros. Al final del viaje, después de 20 años, habremos ahorrado una cantidad de 28.471,66 euros. De ellos, 24.000 euros fueron autoahorrados y 4.471,66 euros devengaron intereses.
Invirtiendo se puede ganar hasta 15 veces más dinero
Ahora haremos lo mismo con una cuenta de inversión. Todos los meses ingresamos en ella 100 euros, que invertimos fielmente en el S&P 500, un índice que sigue a las 500 empresas más fuertes de Estados Unidos. Los resultados anteriores muestran una rentabilidad media del 11%.
Tenga en cuenta que esto incluye años que produjeron pérdidas, pero también rendimientos más altos. A largo plazo, el rendimiento de este índice siempre ha sido bueno, lo que lo convierte en una buena referencia para este ejemplo.
Al final del primer año, su cuenta de inversión ya ha ascendido a 1.332 euros. Al cabo de cinco años, asciende a 8.295 euros, mientras que tras 10 años de fiel inversión, se situaría en 22.274 euros. Al final del plazo de inversión, después de 20 años, la cuenta puede acabar en 85.518 euros. De ellos, 24.000 euros fueron autoinvertidos y 61.518 euros se obtuvieron en rendimientos.
Inversión a largo plazo, resultados más estables
La diferencia entre ambas opciones es enorme. Sin embargo, el riesgo de perder dinero frena a la gente a la hora de invertir. Es comprensible, pero quizá innecesario. Los mercados siempre tienen altibajos. Si invierte durante unas pocas semanas o meses, es ciertamente posible que acabe con menos dinero. Si invierte durante varios años, esta posibilidad ya es mucho menor.
Si decide invertir realmente a largo plazo, los datos históricos demuestran que está más protegido frente a las fluctuaciones de los mercados. En ese caso, puede que merezca la pena plantearse optar por una cuenta de inversión después de todo. Asegúrese siempre de informarse y de haber investigado cuáles son los riesgos y las oportunidades.
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