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El mercado de valores estadounidense no va bien. En particular, entre los Siete Grandes, también conocidos como los gigantes tecnológicos, los rendimientos han sido dramáticamente bajos recientemente. Al mismo tiempo, vemos que el precio del oro se dispara y los mercados de valores de Europa y China también van razonablemente bien.
¿Qué está pasando aquí? ¿Está empezando Estados Unidos a perder su posición dominante o es todavía demasiado pronto para sacar esa conclusión?
Todos los grandes imperios acaban cayendo
Por supuesto, no es ningún secreto que todos los grandes imperios tienen fecha de caducidad.
¿Sabías, por ejemplo, que el florín holandés fue la moneda de reserva mundial en el siglo XVII? Su éxito se debió a la supremacía económica y marítima de la República de los Siete Países Bajos Unidos.
La fundación del Banco de Cambio de Ámsterdam en 1609 garantizó una moneda estable con una amplia aceptación en el comercio internacional. Gracias a la influencia de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, a la eficiencia de los mercados de capitales y al innovador sistema financiero, el florín se convirtió en la moneda preferida de los comerciantes e inversores de Europa y otros lugares.
Sin embargo, el florín no pudo mantener su posición dominante. Con el auge de Gran Bretaña y la libra esterlina en el siglo XVIII, los Países Bajos perdieron su ventaja económica.
Las numerosas guerras contra Inglaterra y Francia, junto con los disturbios políticos internos y el declive de la posición comercial holandesa, debilitaron el florín. Con el tiempo, la moneda fue eclipsada por la libra y, más tarde, por el dólar estadounidense, lo que eclipsó definitivamente el papel de los Países Bajos como centro financiero.
¿Podría ser que Estados Unidos se enfrente al mismo destino?
¿Le espera el mismo destino al dólar estadounidense?
La historia nos enseña que las monedas de reserva mundial pierden su estatus cuando el sistema económico y político subyacente comienza a tambalearse.
Las debilidades estructurales se acumulan. Consideremos la enorme deuda nacional estadounidense, pero también el auge de China y el deseo de los BRICS de debilitar la posición dominante del dólar. El fin de la hegemonía del dólar se ha vuelto un poco menos impensable.
Por el momento, sin embargo, este temor parece exagerado, porque todo lo que estamos viendo actualmente es que el mercado tecnológico estadounidense está bajo presión y que el capital está huyendo temporalmente a Europa y China. En teoría, esto podría causar daños irreparables, pero, por supuesto, no tiene por qué ser así.
La economía estadounidense sigue siendo sólida y tendremos que esperar y ver si se trata de una tendencia estructural. Empresas como Tesla se enfrentan a una mayor competencia de China, donde la industria del automóvil eléctrico está empezando a demostrar su valía, pero la competencia para otros gigantes tecnológicos aún no es tan impresionante.