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Xi Jinping parece ir a por Donald Trump, y no, eso no significa que quiera comprar bitcoin para reservas estatales.
Mientras Trump se presentaba como el salvador de la industria estadounidense con su política de «América primero», Xi intenta ahora inspirar una renovada confianza en el sector privado chino. Después de años de duras regulaciones y dominación estatal, de repente está invitando a los principales empresarios para asegurarles que todavía tienen un papel que desempeñar en el futuro de China.
¿Retorno del capitalismo en China?
Jack Ma, otrora símbolo del espíritu empresarial chino, fue uno de los destacados asistentes a esta reunión. En 2020, Pekín se ensañó con él tras sus críticas al sistema financiero.
Su presencia en la primera gran reunión de Xi con empresarios en años sugiere que vuelve a estar en gracia. El mensaje es claro: el sector privado debe florecer de nuevo, pero bajo estricto control estatal.
En la reunión, Xi prometió un mejor entorno empresarial y la igualdad de condiciones para las empresas privadas. Se abordarán los elevados costes de financiación, la morosidad de las empresas estatales y los gravámenes y multas arbitrarios. Pero al mismo tiempo, también dejó claro que el Partido Comunista seguiría dirigiendo el desarrollo de la economía privada «sin fisuras», al tiempo que fortalecía el sector estatal.
Los asistentes fueron sorprendentes. Además de Ma, entre el público se encontraban Ren Zhengfei, fundador de Huawei, y Lei Jun, jefe de Xiaomi. Un vídeo mostró cómo los empresarios aplaudían a Xi de pie cuando entraba. Recordaba a la coreografía de un congreso del partido, donde la lealtad es al menos tan importante como los resultados económicos.
El mercado reacciona al alza a los planes de Xi
El mercado reaccionó inmediatamente al acontecimiento. El índice Hang Seng Tech, que incluye las 30 mayores empresas tecnológicas de Hong Kong, ya había subido un 24% desde principios de año. Los inversores esperan que el Gobierno chino adopte una línea más amistosa con las empresas privadas.
Pero también hubo ausencias notables: El fundador de Baidu, Robin Li, y el jefe de JD.com, Richard Liu, no aparecieron por ninguna parte, y las acciones de sus empresas cayeron un 7% y un 3% respectivamente.
El momento de la ofensiva de Xi no es casual. La economía china se tambalea, con un mercado inmobiliario estancado y consumidores reticentes. Al ofrecer nuevas perspectivas a la clase empresarial, Pekín intenta estimular el crecimiento económico sin renunciar al control absoluto.
Sin embargo, la cuestión sigue siendo si esto es suficiente para restablecer la confianza de los inversores nacionales y extranjeros. Durante años, los emprendedores chinos pudieron crecer sin trabas hasta que Pekín intervino y frenó el poder del sector tecnológico. Ahora que Xi vuelve a abrazarlos, muchos empresarios se preguntarán cuánto durará ese abrazo antes de que el control vuelva a estrecharse.