En un sorprendente giro de acontecimientos que ha conmocionado a la comunidad crypto, el Dr. James Wan, un reputado médico estadounidense, ha admitido haber utilizado Bitcoin (BTC) para contratar a un asesino. ¿Su objetivo? Ni más ni menos que su propia novia, a la que puso sin piedad en la lista de asesinatos.
De respetado médico a delincuente
El doctor Wan, respetado en su campo, muestra un giro dramático en la historia de su vida. Su viaje de médico a criminal comenzó en abril de 2022, cuando empezó a planear meticulosamente el asesinato de su novia. Pero, ¿qué llevó a este hombre, que se dedicaba a curar y proteger vidas, a tomar una decisión tan atroz?
Wan dio instrucciones al asesino para que acabara con la vida de su novia y se asegurara de que el asesinato pareciera un robo de coche frustrado. Se puso en contacto con este sicario en un foro online de la dark web. El contrato se «firmaría» tras varios pagos en forma de bitcoin.
El plan de asesinato del Dr. Wan nunca llegó a materializarse. A pesar de su impaciencia y de preguntas como: «¿Cuándo debería estar hecho el trabajo? He hecho un pedido y tengo curiosidad por saber cuánto tardará», el asesinato quedó sin ejecutar.
La elección de bitcoin por parte de Wan expone un aspecto preocupante de la criptomoneda. Ilustra cómo la moneda digital, concebida para proporcionar libertad financiera, también puede utilizarse con fines siniestros. Wan pagó un total de unos $24.200 en bitcoin al sicario, con la esperanza del anonimato que le proporcionaría. Pero esta moneda digital acabó convirtiéndose en su perdición al dejar un rastro de migas de pan digitales.
La criptomoneda como arma
La creencia de Wan en el anonimato de Bitcoin resultó ser un error fatal. Sus transacciones digitales acabaron conduciendo a los investigadores hasta él, desmontando el mito del anonimato digital total. En la primavera de 2024, Wan conocerá su castigo.
El extraño e impactante caso del Dr. Wan revela las oscuras posibilidades de la tecnología y las trampas del mal uso de las criptomonedas. Aunque su plan de asesinato nunca se llevó a cabo, ofrece una importante lección sobre las consecuencias de utilizar criptomonedas para actividades delictivas y el mito del anonimato absoluto en el mundo digital.