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Warren Buffett, nacido el 30 de agosto de 1930, es una de las personas más ricas del mundo y un hombre muy citado. Una de sus citas más utilizadas es «sé temeroso cuando los demás son codiciosos, sé codicioso cuando los demás son temerosos». A Buffett se le considera un superinversor y, por ello, sus afirmaciones inspiran respeto. ¿Cuáles son los principios psicológicos que subyacen a esta afirmación?
Una elección arriesgada pero potencialmente lucrativa
Para responder a esta pregunta, haré un rápido repaso. No se te habrá escapado que hay un gran grupo de inversores profesionales que se centran en las acciones de crecimiento. Cuando inviertes en una acción de crecimiento, crees en el potencial futuro de la empresa que ha emitido las acciones. Una acción de crecimiento aún no ha demostrado todo su potencial e invertir en una acción de crecimiento por este motivo tiene un riesgo mayor que invertir en acciones de valor ya probadas como KPN o Ahold. Al fin y al cabo, hay muchas posibilidades de que la empresa no cumpla sus expectativas y el precio de la acción se desplome como un flan.
Sin embargo, si consigues seleccionar las acciones de crecimiento adecuadas, las posibilidades de obtener un beneficio relativamente grande son mucho mayores que con las acciones de valor, más seguras.
Los valores de crecimiento suelen ser empresas de (bio)tecnología como Tesla, Amazon, Nvidia, AST Space Mobile, pero las criptomonedas también pueden considerarse valores de crecimiento. La mayoría de los valores tecnológicos son recibidos con escepticismo al principio de su existencia, como demuestra su bajo precio. Por ejemplo, hace una década, en 2013, se podía comprar una acción de Tesla por poco menos de $7 cada una. Para tu información, el precio actual de las acciones de Tesla ronda los $168 en el momento de escribir estas líneas. En 2013, un bitcoin (BTC) valía unos $100; en el momento de escribir estas líneas, el precio ronda los $27.400.
¿Cómo es que la mayoría de los inversores siguen moviéndose según los caprichos de las masas en lugar de seguir los consejos de, por ejemplo, Buffett? Se debe a algunos mecanismos emocionales de supervivencia arraigados en nuestro cerebro emocional o sistema nervioso límbico. Esta parte de nuestro cerebro también se denomina cerebro mamífero y se rige por las emociones primarias, incluido el miedo. De la investigación se desprende (véase, por ejemplo, mi columna anterior sobre la teoría de las perspectivas) que perder valor duele más que ganar valor da placer. Por eso, como inversores, todos estamos muy interesados en limitar nuestras pérdidas.
Psicología del inversor: miedo, codicia y el principio de Buffett
Entonces, ¿qué hace Buffett, por ejemplo, de forma diferente al inversor medio? Buffett compra una parte de una empresa en la que cree profundamente. Luego, a grandes rasgos, sólo compra una parte y la deja sola durante muchos años seguidos. Los superinversores invierten desde la confianza. El inversor medio, sin embargo, piensa desde el miedo y no se atreve a soltar muy bien el control de las acciones. Por eso vigilan de cerca los precios y, cuando una acción cae durante varios días o semanas seguidos, el miedo aumenta demasiado y querrán limitar la pérdida percibida. Así, la gente procederá a vender.
Los grandes inversores se llenarán los bolsillos en ese momento con las acciones que salgan baratas en ese momento. En otras palabras, en ese preciso momento no son temerosos, como la media, sino codiciosos. Actúan de forma contraintuitiva.
Por el contrario, los mejores inversores reconocen cuándo el sentimiento del mercado está sobrecalentado y, de hecho, se vuelven cautos a la hora de comprar acciones en esos momentos. Como puedes leer en mi columna sobre FOMO, los inversores minoristas son sensibles a la presión de grupo. Temerán ser de los pocos que se queden con sus ganancias y, en consecuencia, comprarán bitcoin u otras acciones a precios inflados. El inversor superior se cruzará de brazos en ese preciso momento y continuará con la estrategia que lleva años utilizando de todos modos: no hacer nada y confiar (o si ya se había planeado una estrategia de salida, el inversor superior aprovechará este preciso momento para vender).
Por último, me gustaría invitarte a reflexionar muy brevemente sobre tu criptonita: ¿qué te impide pensar como un superinversor y qué necesitas para empezar a hacerlo?