Foto: Shutterstock/IHERPHOTO2
En Argentina, una empresa planea implantar la minería de Bitcoin (BTC) por una razón muy interesante. Se trata de la empresa de petróleo y gas Tecpetrol, que quiere convertir el exceso de gas en energía para la minería. Esto debería reducir el impacto medioambiental a la vez que aumenta los beneficios.
El director general de la empresa, Ricardo Markous, ha indicado que no quieren verter el gas no utilizable en el medio ambiente. Aunque no describe con detalle el mecanismo concreto, el CEO se refiere al «venteo». El venteo es un proceso por el que el gas no quemado se libera directamente a la atmósfera. Por otro lado, también se produce la quema en antorcha, que es un proceso en el que el exceso de gas se quema en la atmósfera, normalmente porque no es económicamente viable capturar y transportar el gas para su venta.
La minería de criptomonedas puede actuar como una solución en la que el exceso de gas se convierte en energía para los mineros. Tecpetrol ha anunciado la puesta en marcha de su primera instalación minera de gas en la región de Los Toldos 2 Este, una zona en el norte de las montañas de la Patagonia. A finales de octubre o principios de noviembre, el plan es que comiencen realmente las operaciones mineras. Este movimiento de Tecpetrol es un avance interesante, ya que las industrias tradicionales ven cada vez más potencial en las oportunidades que ofrecen las cryptos.
Minería y sostenibilidad
La minería de criptomonedas, y especialmente la de Bitcoin, es conocida por consumir cantidades significativas de electricidad. Este consumo de energía es esencial para asegurar las blockchains de prueba de trabajo. Las grandes instalaciones mineras constan de miles de ordenadores que trabajan 24 horas al día, 7 días a la semana, para crear nuevos bloques.
Muchas operaciones mineras están situadas en lugares donde la electricidad es barata. En algunos casos, esta energía barata procede de combustibles fósiles, como el carbón, lo que provoca elevadas emisiones de CO2. Además, la minería provoca contaminación atmosférica, del agua y acústica. A pesar de los intentos de realizar una minería más sostenible, como el uso de energías renovables, el impacto global sigue siendo significativo.