Su crypto imperio desapareció, pero su positividad no
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De grandes mansiones a la celda de una prisión. La carrera de Su Zhu terminó tan espectacularmente como empezó. Amasó su »riqueza» y su fama mediante audaces estrategias. Pero su éxito se construyó sobre unos cimientos muy frágiles que acabaron resultándole fatales.
Un lobo con piel de cordero
Su Zhu empezó como un operador cualquiera en el Deutsche Bank en 2012. Diez años después, era una celebridad en el mundo de las criptomonedas. Como cofundador de Three Arrows Capital (3AC), era uno de los gigantes comerciales más temidos del mundo de las criptomonedas. Pero detrás de su éxito se escondía un peligroso juego de apalancamiento y préstamos extremadamente altos.
Fue financiado por grandes partidos como BlockFi, Voyager y Genesis. Fuera de los grandes partidos, también invirtió con dinero de cripto millonarios y verdaderos ‘cripto veteranos’. Utilizó millones para comprar NFT raras y predicó sobre un ‘superciclo’ en las redes sociales. Pero entre bastidores, perdió el control de su imperio. A medida que el mercado se hundía, se hizo evidente lo vulnerable que era su imperio.
En mayo de 2022, llegó el primer golpe: el colapso de LUNA costó a Three Arrows Capital $500 millones de dólares. Lo que parecía un incidente menor se convirtió en un completo desastre. El mercado de criptomonedas se desplomó cada vez más y la estrategia de apalancamiento de Zhu resultó contraproducente. Three Arrows Capital quebró con una deuda de $3.500 millones de dólares. Los prestamistas exigieron que se les devolviera el dinero. Pero Su Zhu huyó a Dubai y miles de inversores se quedaron con las manos vacías.
El crypto millonario pasa «la mejor noche de sueño» en la cárcel
Su vida de lujo en Dubai no duró mucho: en septiembre de 2023, fue detenido en el aeropuerto de Changi, en Singapur, con un pasaporte falso. Fue por no cooperar en la investigación de la quiebra de su fondo de cobertura de criptomonedas. Zhu, de 36 años, fue condenado inicialmente a cuatro meses de cárcel, pero fue puesto en libertad anticipada por buena conducta.
Tras tres meses entre rejas, Zhu describió en un podcast que le había parecido «una experiencia valiosa» en la que había pasado «la mejor noche de sueño de su vida». Zhu alabó la vida estructurada en la celda, con horarios fijos para dormir, comidas sencillas y tiempo para leer y hacer ejercicio.